jueves, 10 de noviembre de 2011

Capitulo IV; Quedate con el recuerdo de que nos vemos por la tarde

Paseaba de lado a lado, inquieta, ¡Dios, como mi prima se haya ido de la legua la mato, me mato y luego toda mi familia me mata, literalmente!
-          Tengo que… Tengo que volver a casa, ya- Dije.
-          ¿Quieres que te acompañe?- Preguntó Gideon.
¿Cómo podía ser tan mono? No me extraña nada que el corazoncito de piedra de mi prima se hubiera convertido en un corazón de mazapán-como el del resto de seres humanos- por él.
-          No gracias. Vamos, si quieres que lady Arista te empiece a pegar en el pecho gritándote lo malo y pervertido que eres, que le has quitado la inocencia a su dulce nieta…- Dije en un tono burlón.- Si quieres eso, vente vamos.
-          Dios, me estoy imaginando la escena- Susurró Raphael mientras se metía la galleta en la boca.
-          Raphael tiene razón, eres una exagerada, no creo que lady Arista…- Gideon reflexiono mejor- ¿Sabes qué? Que quizá lo mejor será quedarme aquí. No me gustaría meterme en más lios.
¿En más lios? Bah, estoy tan nerviosa por lo que pueda pasar que no me apetece ni desayunar, ni preguntar a nadie nada…
-          ¡¿Y mi ropa?!- Exclamé.
-          Ahí, vamos, creo que este mes no me he comprado ningún pitillo ni ninguna blusa de color rosa. Eso lo tengo pensado para la próxima temporada- Bromeó Gideon.
No pude  evitar sonreir. ¡Sólo con verle ya se me dibujaba una sonrisa en la cara! Dios, que patética sueno a veces. Las hormonas de las adolescentes, deberían ser investigadas. Para eso sí que se debería de montar una logia super secreta…
‘’El secreto de las Hormonas``
-          ¡Gween! ¿Hay alguien ahí?- Gritó Raphael con la sonrisa típica de los de Villiers.
-          ¿En que piensas?- Preguntó Gideon.
<<¡En ti, y en como has conseguido que me enamore perdidamente de ti!>> Estuve a punto de decir, pero solo a punto.
-          ¿Yo? En nada, simplemente me he empanado.- Noté como ligeramente se me encendían las mejillas.- Me… Me voy al baño, tengo que vestirme…
¡Maldito pantalón! ¡No entraba! Ahora… ¡Dios, no me puedo creer todo esto! Pero de pronto… ¡Me acordé! Mamá trabaja, la tía Glenda y lady Arista salen para ir a no se que reunión, Nick y Caroline en el colegio y la tía Maddy en casa, pero ella es inofensiva. Se supone que yo también debería estar en el colegio, pero mamá no quería después de todo lo que había pasado.
Al igual que Charlotte, que según la tia Glenda, su ‘’tumor cerebral’’ o ‘’resaca’’ la estaban dejando sin fuerzas, así que lo mejor sería descansar en casa. ¡En casa, pero no en casa de Gideon!
Salí del baño con una gran sonrisa en la cara. Ambos hermanos, se desconcertaron al verme.
-          Exagerada y bipolar. Menos mal que es guapa- Le susurró Raphael a Gideon.
-          Te he oído- Dije.
Raphael parecía cortado.
-          Uish…
-          Bueno, ¿y qué te pasa? ¿cómo esque estas ahora tan contenta?- Preguntó Gideon acercándose hacia mi.
-          Digamos que… Me he dado cuenta de que en mi casa, en estos momentos, ¡No hay nadie! ¡Únicamente la tía Maddy y Charlotte, ¿no es genial?
-          Entonces… ¿Te vas a quedar?
Gideon ya estaba a un simple centímetro de mi. Lo observé detenidamente, jamás podría acostumbrarme a esos preciosos ojos, o a esos labios… O a él.
-          No, me encantaría quedarme, de verdad. Pero no puedo…
-          ¿ni un poquito?- Se acercó un poco más.
No pude hacer otra cosa mas que besarle, al principio, fue un beso delicado, pero cuando me abrazó la cintura, y yo rodee su cuello con mis brazos. La cosa se puso interesante. Pero el beso no duró ni 10 segundos, ya que Gideon se separó de mi.
-          ¿Eso es un sí?- Preguntó jadeando.
-          Eso es un ‘’Quédate con el recuerdo de que nos vemos por la tarde’’- Creo.,

No hay comentarios:

Publicar un comentario