jueves, 10 de noviembre de 2011

Capitulo III; Ser exagerada me viene de familia. Seguro

Con la mirada, busqué mi ropa, ¿Dónde estaba? ¡Mierda, había desaparecido! Lancé una mirada de auxilio a Gideon, él sonrió y encogió los hombros.
- A mi no me mires, no la he tocado. Habrá sido Raphael...
- ¡Oh Dios mio! ¡Me había olvidado por completo de Raphael! Qué verguenza por favor...
Gideon soltó una risita.
- Pues a mi no me hace ni gracia- Chillé.
De pronto, golpearon en la puerta.
- ¡Tortolitos! ¡El desayuno está en la mesa!- Gritó Raphael.
- Bueno, que, ¿Desayunamos?- Preguntó Gideon.
Asentí.
- Toma anda, te irá un poco grande, pero bueno...- Me lanzó un pijama suyo, muy mono, la verdad.
Pero sí, en efecto, me venía astante grande. Me contemplé horrorizada en el espejo. Echaba de menos algun comentario de Xemerius, ¿dónde estará? Si bueno, en casa, supongo.
- No pongas esa cara, estas muy sexy- Dijo entre risitas Gideon.
- Me alegro de que estés pasando un buen rato- Dije haciéndome la ofendida.
Y me di media vuelta con los brazos cruzados. Las piernas volvieron a temblarme, Gideon me estaba habrazando y con una grac sonrisa dijo:
- ¿Buen rato? Yo diría el mejor de mi vida.- Y dicho esto, me dio un pequeño beso en la oreja.
- Anda, tira a desayunar que tengo hambre.- Y dicho esto, abri la puerta y me quede...
Petrificada.
- ¡Gween!- Grito Charlotte que estaba en la puerta.
- ¿¡Se puede saber que haces tú aqui?!- Grité. Gideon apareció.
- Charlotte...- Dijo en susurros- ¿Qué haces aqui?
Las lágrimas de Charlotte no tardaron en llegar, pobrecita, la comprendía mejor que nadie.
- ¡Os vais a arrepentir de estar juntos, lo juro!- Y dicho esto, abrió la puerta furiosa y se fue.
ME desplomé en el sofá.
- Oh, no no no... ¡Se lo va a contar a mamá, y a lady Arista, y a la tía Glenda!- Me lamenté.
- ¡Raphael!- Gritó Gideon.
- a mi no me digas nada. ¡Tiene llaves del apartamento! Ha entrado mientras yo estaba en la cocina, ni me he enterado, lo juro...
Mire de reojo a Gideon.
- ¿Tiene llaves del apartamento?- Pregunté.
- No... Bueno sí pero solo porque a veces llego tan cansado de elapsar que ella se encarga de las tareas domesticas..- Dijo cortandose un poco.
- Si pues, ¡No sabes en que lio me he metido! ¡Seguro que no me dejan volver a verte!
- Venga ya... ¿No eres un poco exagerada?- Preguntó Raphael.
- ¡Me viene de familia!- Exclamé.
Cogí un cojín, y me cubri  la cara con el. ¡Me quería morir!

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